Con relativa frecuencia tenemos la oportunidad de oír comentarios adversos acerca de los efectos tardíos de la terapéutica con yodo radiactivo (I-131) en el hipertiroidismo, especialmente en lo referente al daño genético y al desarrollo de leucemias y cáncer tiroideo. Esto suele plantearse en los coloquios médicos, donde habitualmente se aclaran las dudas. Sin embargo la sensación de angustia y temor que se trasmite a la persona enferma de hipertiroidismo, tratada o por tratar con I-131, constituye el aspecto negativo de estos comentarios. De allí que, nuestra intención aclarar algunos puntos relacionados a estos posibles efectos tardíos indeseables originados por el I-131.
En la literatura médica existe abundante documentación relacionada con los daños genéticos, leucemias, cáncer tiroideo y el empleo I 131. Desde el año 1942 hasta ahora se cuentan por muchos miles de enfermos de hipertiroidismo que han sido tratados con I 131 y estadísticamente no existe evidencia de que esta sustancia sea responsable de los supuestos daños mencionados. Conviene aclarar que parece existir una estrecha relación entre hipertiroidismo y leucemia, independientemente del tratamiento empleado, bien sea quirúrgico, con I 1312 o con drogas antitiroideas. En los Estados Unidos de Norteamérica, la incidencia de leucemias es 50 veces mayor en los hipertiroideos que en el resto de la población.
En nuestro medio, Rivero González, analizó 185 casos en el Servicio de Radioterapia y Medicina Nuclear del Hospital Universitario de Caracas tratados entre 1957-1973 y no encontró estas complicaciones. Saenger y col. analizaron todos los pacientes tratados entre 1946 y 1964 en 22 instituciones estadounidenses; de 36.170 pacientes tratados, 18.379 recibieron I 131; 10.731 fueron tratadas con cirugía y 1.467 fueron tratados con drogas antitiroideas. Este estudio no mostró aumento de la incidencia de leucemias en los casos tratados con I 131, Posteriormente Beber Waltes en un estudio similar subsidiado por el Centro Nacional de Salud Radiológica en 26 instituciones estadounidenses, hizo un análisis en 35.684 pacientes, de las cuales 22.714 fueron tratadas con I 131, 11.132 fueron tratadas con cirugía y 1.238 recibieron drogas antitiroideas; en este estudio, la incidencia de cáncer tiroideo fue de 0,1 %, 0,5 % y 0,3 % respectivamente. La menor incidencia de cáncer tiroideo con I 131 podría deberse al efecto que este tiene en disminuir la habilidad de replicación de las células tiroideas; ésta es la misma explicación que se tiene para explicar el hipotiroidismo en pacientes tratados con I 131.
Por otra parte, en 242 niños y adolescentes tratados en la Cleveland Clinic, no hubo anomalías congénitas, ni mortalidad infantil en los hijos de los pacientes que fueron tratados con I 131, llegándose a la conclusión que el tratamiento más razonable en estas edades es con I 131. Anteriormente la Comisión de estudios sobre la Bomba Atómica había señalado que la dosis de cuerpo entero entre 5 y 24 rads, no inducen infertilidad, anomalías congénitas y mortalidad infantil y estas dosis son las que se reciben cuando se emplea el I 131 para tratar hipertiroidismo.
De tal manera que no existe evidencia estadística de que el empleo de I 131 en el tratamiento del hipertiroidismo produzca incremento en la incidencia de leucemias, cáncer tiroideo y esterilidad ni que se produzca mortalidad infantil y anomalías congénitas en los niños nacidos de padres sometidos a esta modalidad terapéutica.
Esperamos que estas consideraciones sean de algún interés para la colectividad médica en el sentido de proporcionar una adecuada orientación a las personas enfermas de hipertiroidismo.