Un enfermo considerado potencialmente curable requiere una terapéutica adecuada que se aplicará una vez conocido su estadio clínico. Por otra parte, un plan terapéutico inadecuado por fallas en la determinación precisa de la extensión de la enfermedad, puede convertirlo en un paciente sin posibilidades de curación. El problema en la enfermedad de Hodgkin radica en determinar con exactitud la extensión de la enfermedad, la cual, quedaría incompleta si desconocemos el compromiso o indemnidad intraabdominal. En la actualidad, la laparotomía y esplenectomía está indicada en el estudio de los pacientes en estadios I y III. No se debe realizar en los estadios IV, ya que la decisión terapéutica no será modificada por esta exploración. Es del concepto que la decisión quirúrgica de preceder al tratamiento radiante porque aparte de permitir una clasificación por estadios clínicos más precisa, la radioterapia puede ser directa con gran precisión en un campo más reducido. El protocolo seguido en nuestros pacientes sometidos a laparotomía es el siguiente: laparotomía e inspección general, esplenectomía, inspección y palpación del hígado por todas sus caras, biopsia en ambos lóbulos hepáticos, exploración de las cadenas lumboaórticas derechas e izquierdas. Biopsia de los ganglios sospechosos a la linfografía; si son normales, se deben remover en el lado izquierdo los comprendidos entre D12 y L3. Se extirparan los linfáticos dentro de un área delimitada por la vena renal izquierda por arriba, la arteria mesentérica inferior por abajo y la vena ovárica o testicular por fuera. Exploración de las zonas ganglionares iliacas. Exploración del mesenterio, exploración del tronco celíaco, ovariopexia por detrás del útero. Se marcará el sitio con material radioopaco los sitios de donde se extirparon los ganglios linfáticos.