En las últimas décadas se ha producido un desarrollo extraordinario en el campo de la quimioterapia anticancerosa. Se han sintetizado nuevas drogas y se ha analizado su aplicación y efectos sobre los diferentes tipos histológicos de tumores. Los métodos de administración de estas drogas han sido objeto de prolongadas experimentaciones y estudios, debido a que aún no se ha descubierto un preparado que destruya en forma selectiva las células cancerosas sin dañar las células normales del organismo, ni sus mecanismos inmunitarios. Todas las drogas disponibles en la actualidad presentan la característica de que las dosis activas están muy próximas a las dosis máximas que pueden administrarse sin hacer peligrar la vida del paciente. Es prácticamente imposible obtener una regresión total del tumor sin que se produzca considerables efectos tóxicos colaterales. Estas complicaciones debidas a la toxicidad inherente al uso de las drogas, pueden ser fácilmente controlables, como la alopecia, estomatitis, dermatitis; pero en otras ocasiones, por fortuna poco frecuentes, pueden presentarse complicaciones graves, como depresiones medulares que culminen en agranulocitosis y produzcan la muerte del paciente. La meta de la quimioterapia es alcanzar la mayor acción antitumoral con el mínimo de toxicidad. Se ha procurado encontrar la solución a este problema, no sólo sintetizando nuevas drogas, sino también combinando las existentes y ensayando nuevas vías y técnicas de administración de ellas. El objeto de esta comunicación es comparar brevemente las dos principales técnicas de tratamiento quimioterápico; la quimioterapia sistémica y la quimioterapia regional. Ambas tienen ventajas, inconvenientes y limitaciones en su uso.