El cáncer es una enfermedad letal principalmente porque se disemina a través de la formación de metástasis. Las metástasis pueden ser definidas como auto transplantes tumorales espontáneos, mediante los cuales la enfermedad es trasferida del sitio donde está el tumor primario a sitios más o menos remotos donde se desarrollan los tumores secundarios. Clásicamente se distinguen dos tipos de metástasis: las linfógenas, que ocurren por vía linfática, y las hematógenas, que ocurren por vía sanguínea. Las metástasis hematógenas han sido las mejor estudiadas, probablemente porque son las más peligrosas y difíciles de controlar. Los mecanismos de diseminación del cáncer a través de la formación de metástasis fueron estudios desde fines del siglo pasado y comienzo del presente. La diseminación neoplásica ocurre debido a que los tumores malignos liberan substancias que viajan con la corriente sanguínea y alcanzan tejidos distantes, transformándolos en malignos. Muchos émbolos de células tumorales que siguen las vías linfáticas quedan detenidos en los ganglios linfáticos, produciendo finalmente crecimientos secundarios en estos (adenopatías metastásicas). Sin embargo, se ha demostrado que algunas células tumorales son capaces de atravesar los ganglios linfáticos. Un mejor conocimiento de los mecanismos implicados en el origen y desarrollo de las metástasis debe constituir la base racional para lograr avances en el control profiláctico y terapéutico de ellas.