Consideramos que un cáncer se encuentra en etapa avanzada cuando hay evidencia clínica o radiológica de metástasis a distancia o, en el caso que se haya realizado una mastectomía radical con fines curativos, que luego desarrolle recidiva o metástasis de su enfermedad. El tratamiento del cáncer avanzado de la mama es una lucha contra el tiempo, ya que debemos prolongar la sobrevida de los pacientes con el menor número de agentes terapéuticos, debe evitarse usarlos todos a la vez y no agotarlos en el menor tiempo posible. En las mujeres premenopáusicas y posmeopáusicas con hiperestrogenismo, la castración representa el más importante tratamiento inicial en la eliminación de esta influencia hormonal. La castración puede realizarse por cirugía o radioterapia, con respuesta objetiva del 37 %. En mujeres posmenopáusicas, las hormonas estrogénicas o androgénicas, han sido utilizadas en el cáncer avanzado de la mama. Una amplia experiencia con ellos ha demostrado su valor paliativo en mujeres premenopáusicas o posmenopáusicas con enfermedad diseminada. Se reportan regresiones del 20 % en mujeres premenopáusicas tratadas con andrógenos y de 21,9 % en mujeres posmenopáusicas. Con los estrógenos han sido reportadas regresiones en un 36 % de mujeres posmenopáusicas. Las respuestas de las pacientes a la castración terapéutica o a la administración de estrógenos o andrógenos, es un índice de la naturaleza del carcinoma y, nos sirve de guía, a la selección de la terapia secundaria. Los que fallan a la terapia inicial, pueden ser juzgados como que no responden a la terapia hormonal, siendo candidatos a la terapia con quimioterapia.