En Venezuela, los médicos y los legisladores estamos frente a un reclamo de la sociedad en este aspecto. En forma progresiva la profesión médica ha tenido que aceptar que mantener una persona en agonía durante semanas o meses, experimentando sufrimientos intolerables, es práctica condenable por colindar con el principio fundamental –esencia de nuestra profesión- de respeto a la dignidad de la persona humana. Los cuidados paliativos evitan que se solicite la eutanasia, la hacen superflua, pues el enfermo no quiere la muerte, sino evitar el sufrimiento. Si un enfermo pide la eutanasia, es porque echa de menos a alguien, y este alguien en muchos casos es el médico. Muy a menudo la petición “quiero morir” debe traducirse por “alíviame el dolor y préstame atención”.