La Sociedad Venezolana de Oncología, a la cual perteneció, hoy le rinde homenaje en reconocimiento a su vida profesional y científica, señera y ejemplar para su gremio. Hoy despedimos al profesor y amigo en su triste y obligada ausencia, desde esta casa que no le olvida. Porque en el silencio de los pabellones, estará siempre su huella y su semblanza, y hasta su voz pausada de aliento, para continuar su apostolado de lucha sin desmayo, a lado de los enfermos. Descansa en paz, entre el recuerdo, la armonía y las excelsas notas de los oratorios de Haydn, como en las tardes nostálgicas de tu viejo violín, colgado quizás en el recuerdo y la segura devoción de tus hijos, familiares y de todos tus amigos.