En muy pocas enfermedades existe hoy en día una mayor diversidad de opiniones sobre su correcto tratamiento como en el carcinoma de la mama. La mastectomía radical, la operación clásica en el tratamiento de esta enfermedad, es atacada actualmente por todos lados, unos por considerarla poco radical y otros, que por el contrario la califican de demasiado agresiva y consideran que se puede obtener por lo menos iguales resultados con operaciones más pequeñas, o con combinación de cirugía limitada e irradiación. Los resultados dependen en parte del criterio de operabilidad y de cuidado que se ponga en investigar la existencia de metástasis. Aproximadamente el 50 % de todos los casos tratados sobreviven 5 años, lo cual, no significa que de ahí en adelante la cifra de 50 % se mantendrá, ya que cada año algunos morirán de su enfermedad; así, sólo el 30 % está bien a los 10 años, el 20 % a los 15 años y el 10 % a los 20 años. Este hecho ha obligado a algunos autores como Park y Lee, a pensar que las diferencias de sobrevida entre los enfermos tratados y los no tratados sea significativa. Aparte de morir por cáncer, debemos considerar también las consecuencias de vivir con un cáncer no tratado. En los últimos 50 años, cirujanos, radiólogos y bioestadistas han estado tratando de descubrir el mejor tratamiento del cáncer de la mama. Los tratamientos han incluido: mastectomías simples, mastectomías radicales, mastectomías supra radicales y procedimientos modificados, con una gran variedad de técnicas adjuntas. Los análisis han girado alrededor de las complicaciones, de las ratas de sobrevida y sus comparaciones.