Resulta en extremo grato y significativo que la realización de este acto coincida con la celebración del cuarto de siglo de la Sociedad Venezolana de Oncología, Institución Gremial que ha cumplido una vasta y fecunda tarea, que la señala entre los organismos de su estirpe con caracteres sobresalientes de acción y de servicio.
La medicina es una arte superior que exige constante evaluación, estudio permanente y metódico, para colocar en la balanza de los hechos los nuevos tratamientos, sin olvidar las viejas prácticas, por lo que ellas puedan tener de acumulación de experiencias. En ese balance, se hace indispensable, asimismo, establecer los beneficios contra los riesgos y el éxito contra el fracaso.
No es raro que en ocasiones, la evidencia conduzca a conclusiones diferentes. Y en ninguna otra rama del difícil arte de las ciencias médicas, esta realidad resulta tan protuberante como en el tratamiento del paciente canceroso.
Para mi constituye un alto honor, y al mismo tiempo una considerable responsabilidad, asumir la presidencia de la Sociedad Venezolana de Oncología, una de las instituciones científicas de mayor relieve, dinamismo y pujante acción creadora, con que cuenta el acontecer médico nacional. Ante esta efectiva y generosa designación de que he sido objeto, resultan pobres mis palabras para expresar mis profundos sentimientos de emoción y de reconocimiento.
Estoy conciente de dilatada y ardua responsabilidad que he contraído al aceptar este mandato. Pero tengo plena fe en que mi entusiasmo y vocación del servicio, me facilitarán el ejercicio de tan trascendente y honrosa función, toda vez que tengo como divisa trabajar sin desmayo por nuestra sociedad.
Con toda devoción y fervor nos consagramos al quehacer que ella demande y requiera, a fin de que pueda seguir cumpliendo con sus definidos objetivos.
Finalidades y propósitos. Y para que al recibir nuestro decidido esfuerzo y el caudal de nuestras voluntades, se hagan reales y dinámicos los principios y enunciados programáticos que la sustentan, y que nosotros compartimos a plenitud.
Por sentirme asistido y contar con la invaluable colaboración de los brillantes e idóneos compañeros que integran la junta directiva que desde hoy presido, tengo la honda convicción de que habremos de desarrollar una buena labor. Esa es nuestra más preciada meta y para alcanzarla no habremos de reparar en los sacrificios que nos corresponda hacer.
Oportuno es este momento para expresarles mi testimonio de gratitud a todos cuantos confiaron en mí, e hicieron posible que asumiera desde hoy la presidencia de la Sociedad Venezolana de Oncología. Desde ahora hago la formal promesa de corresponder con mis esfuerzos y con mi decidida voluntad de trabajo, al nobilísimo gesto de confianza que tuvieron a bien prodigarme.
En mi carácter de presidente de esta sociedad, tengo el propósito firme, como actividad programática, de mantener estrechas relaciones con la Dirección de Oncología del Ministerio de Sanidad y Asistencia Social, que es el organismo responsable de la política normativa oncológica a nivel oficial, y por eso le solicito desde ahora, en forma por demás respetuosa y cordial, la más efectiva y solidaria comunicación y colaboración.
Igualmente con la Sociedad Anticancerosa del Distrito Federal, la cual, por sus relaciones aunadas a su tesonera y encomiable labor en la enconada lucha contra el cáncer a nivel privado, representa un poderoso bastión de constante y efectivo apoyo a nuestras actividades cotidianas.
Con Funda Cáncer, organización igualmente privada, que se hace sentir en la colectividad por su acción social, y por auspiciar y patrocinar reuniones científicas, sobre temas oncológicos de la más alta calidad.
De la misma manera, son el Hospital Oncológico Luis Razetti y con el Hospital Oncológico Padre Machado, los dos organismos ejecutores fundamentales como dispensadores de asistencia oncológica nacional, a nivel oficial y a nivel privado, respectivamente.
Todas estas genuinas instituciones realizan actividades continuas que se hacen sentir, positivamente y con fisonomía propia, en el seno de nuestra colectividad, debido a las descollantes labores que ejecutan, y por la amplia y meritoria función social que desarrollan en beneficio de la Sociedad Venezolana, con todas ellas propiciaré un mayor acercamiento, con el objeto de que nuestra gestión y nuestro trabajo tengan como escenario, además de su ámbito específicos en la capital e interior de la República, el de otras sociedades científicas.
Resulta difícil asumir la vasta responsabilidad de reemplazar en la conducción de la Sociedad Venezolana de Oncología, al selecto grupo de profesionales que actuó bajo la dirección del Dr. José Antonio Estévez, ya que la obra realizada por él y su valioso y acoplado equipo, la sabemos reconocer como eficiente, oportuna y altamente encomiable.
Deseo dejar constancia de que con mi equipo de colaboradores, trabajaré con tesón y entusiasmo. Que continuaré la meritoria obra que impulsó al Dr. Estévez, y que se originó bajo la presidencia del Dr. Esteban Garriga, con las reuniones oncológicas en el interior del país, que es una especie de educación médica oncológica continuada, que sirve de repaso y actualización de los temas oncológicos.
Para concluir estas breves palabras, que no son otra cosa que expresión de confraternidad profesional, quiero agradecer la grata presencia de todos ustedes, a la vez, formular fervientes votos por el futuro de la Sociedad Venezolana de Oncología, y por la dicha de todos sus integrantes.
Gracias colegas y amigos.