Se ha encontrado una clara diferencia en cuanto a parámetros de calidad de vida en las pacientes asignadas a los grupos de terapia, mejoraron notablemente en los síntomas psicológicos y reportaron menos dolor. Pero no hay diferencias en la sobrevida. El tiempo de supervivencia no dice nada en cuanto a la calidad de vida de los pacientes, cuya enfermedad no puede ser curada. Muchas veces, por el contrario, la naturaleza agresiva de los tratamientos tan sólo logra hacer más miserable la condición del enfermo. No cabe duda de que los Grupos de Apoyo, aún fracasando en el objetivo de prolongar la vida (si la quimioterapia lo hace en estos casos es muchas veces sacrificando la calidad de vida), son un medio efectivo, no invasivo, para que las pacientes mejoren sustancialmente su bienestar y satisfacción con la vida. Hasta ahora, nuestra experiencia ratifica algo que ya ha sido puesto en evidencia en otros países: la necesidad de un aporte interdisciplinario para confrontar la realidad del cáncer de mama.