El dolor es el síntoma observado con más frecuencia en los pacientes con enfermedad cancerosa. Cerca de un 90 % de estos pacientes pueden ser exitosamente tratados y controlados mediante la combinación de fármacos analgésicos y coadyuvantes utilizando primordialmente la vía oral. Una escogencia acertada del medicamento, dosis apropiadas y esquemas de horarios continuos, con la finalidad de mantener un nivel bajo de dolor, es la meta a alcanzar. Cuando esto no es posible de lograr, se imponen las técnicas invasivas, las cuales deben ser implementadas tempranamente y no dejarlas para la etapa final de la enfermedad. Un equipo multidisciplinario seria el encargado de guiar y recomendar las conductas a seguir durante el transcurso de la enfermedad. No se justifica en estos momentos que un paciente con cáncer sufra o muera con dolor.