El papel del cirujano en el manejo de los melanomas debe ser enfocado en tres momentos distintos: obtención del material para hacer diagnóstico, manejo del paciente con enfermedad loco-regional y con enfermedad diseminada. La escisión debe comprender la fascia superficial. Podemos observar como ha variado el criterio de los márgenes al momento de resección; en 1907 Handley describía que el margen de resección no debía ser menor de 5 cm, posteriormente con el trabajo de Breslow vemos como melanomas con un espesor menor de 0,76 mm los márgenes de resección llegan hasta 0,5 cm sin que afecte la recidiva local; esto es un contraste con la alta incidencia de recidivas locales (24,7 %) cuando se hace cirugía limitada sin considerar el espesor de la lesión informada. En consecuencia la magnitud de los márgenes de resección deben oscilar entre 3 cm y 5 cm, cuando esto es posible, en lesiones mayores de 0,75 mm, se describen recidivas locales de 5 %. La ubicación de la lesión juega un papel importante en la decisión; así en la cara debemos transigir con el mayor margen que nos de seguridad. En nuestro medio, donde el seguimiento de los enfermos es problemático, consideramos justificada la práctica de una disección colectiva en aquel grupo de mayor riesgo incluyendo en este grupo los que presentan ulceración, satelitosis, recidiva local, y aquellos donde no es posible evaluar la lesión primaria. La cirugía juega un papel limitado en el manejo de pacientes en estadio IV; sin embargo, existen series que describen resecciones hepáticas y pulmonares cuando son lesiones únicas, con sobrevidas hasta de un 21 %.