La mucositis es una complicación frecuente y severa de la terapéutica oncológica que ha aumentado en frecuencia con la adecuación de las medidas de soporte instauradas para el manejo de los efectos tóxicos inducidos por la quimioterapia y la radioterapia. Se ha estimado que aproximadamente 400 000 nuevos pacientes por año en Estados Unidos desarrollaran alteraciones gastrointestinales agudas o crónicas después del tratamiento con agentes quimioterapéuticos; el 40 % de ellos, por regimenes convencionales y el resto por protocolos de alto riesgo. En el Instituto Nacional de Cancerología (Bogotá D.C., Colombia) se ha encontrado una proporción de incidencia de mucositis del 39 % en pacientes adultos expuestos a quimioterapia y radioterapia concomitante para el manejo de tumores de la cabeza y el cuello y del 62 % en sujetos con neoplasias hematológicas. Lo anterior, nos ha llevado a crear un especial interés en el área de la investigación clínica en intervenciones para optimizar el control de los síntomas y la reducción de la morbilidad y mortalidad secundaria a la mucositis severa.
El estudio presentado por Vanegas y col. en el número anterior de la Revista Venezolana de Oncología recrea algunas dudas razonables a la luz de la epidemiología y de la clínica. En primera instancia, se trata de una breve serie de casos (57 pacientes) que especificó las dosis de los agentes quimioterapéuticos y los esquemas empleados en el tratamiento de los sujetos incluidos. Además, el grupo no pareció ser homogéneo, debido a que incluyeron 18 pacientes menores de 6 años, en los que la patología y la intervención podrían tener un comportamiento diferente. Llama la atención, la baja frecuencia de mucositis severas debido a un posible sesgo de selección, con un tiempo medio de duración de la toxicidad a nivel de las mucosas que favorece esta apreciación. Por estos motivos no es posible extrapolar la información a la población general, y mucho menos inferir que la glutamina oral es altamente efectiva para prevenir o disminuir la duración y severidad de la mucositis oral producida por el uso de altas dosis de doxorrubicina y methotrexate.